jueves, 28 de diciembre de 2017

Buenos días

Hablar de los días es quizá uno de los pesares más grandes
Más que hablar de la muerte
Hablar de los días vividos, los que se vivieron, los que se viven, los que se esperan vivir
Hablar de la muerte es hablar de lo incierto
Hablar de los días es abrazarse a la vida
Anclar los pies a un mundo frágil que hoy no se derrumbó ante la incertidumbre de la muerte
Hablar de los días es recordar las razones por las cuales no se desea la muerte
No aún.
Hablar de los días es ampararse con eventos ante la inminente espera
Hablar.
Por que mantenerse en silencio es una muerte dolorosa
Lenta
En donde no se sabe que uno mismo se entierra
Entre deseos frustrados
Entre un tal vez o entre un quizá
Hablar de los días que uno pasa por el mundo es hablar de la rutina
Es hablar de besos que se han convertido en parte de los buenos días
Que carecen de pasión quizá
Pero no de amor
Nunca de amor
Hablar de los días es querer perpetuar lo que se hace en vida
Recordar a los que no pudimos acompañar como quisimos
A quienes se fueron sin hablar de despedidas
Hablar de los días es darle espacio para hablar a los muertos y a los vivos
Para recordarse
Para no olvidarse
Y así uno se recuerda a sí mismo lo que ha sido la vida
Que para los muertos ha sido igual que para los vivos
No hay diferencia entre ellos cuando se habla de los días
Qué doloroso saber que no hay diferencia entre ellos
Qué alivio, también, saberlo.