viernes, 28 de abril de 2017

Suaves sonidos.

Su respirar entre la oscuridad.

Melodía.
Prueba de que existe.
Que yace sobre mi cama.


Flotando como yo

Entre la inmensidad.

lunes, 24 de abril de 2017

Part: IV

He takes deep breaths. 
Not knowing what to answer, not knowing what to think. I know I have become a little stronger in my thoughts. My doubts are stronger, it is what has been built. I can not trust in things finding their own way home. Things do not always find their way alone. And if not questioned, they would fall without a sound. They would steal the sanity that remains. They could get bottled up and make my throat their home. They won´t make my throat their home. I can´t allow that anymore. I do not trust in things finding their own way back home. They need a push, they demand to be addressed.
No one must lead you to believe you expect too much. That your expectations should be lowered or reconsidered. No one must make you feel like you need too much. And if it is true, that no one can love you exactly as you wish to be loved, they can give everything they´ve got. 
I do not trust in thoughts that don´t make their way into words. And it takes the specially scary ones a while to become a structured sentence; that is not intended to carve its teeth into yours. It´s not intended to hurt. That´s why it takes so long to become a strong discourse that doesn´t stumble, but doesn´t harm on it´s way.
I have become arrogant to anyone who doesn´t understand the need to question everything that has ever been said. You see, not only the words close to your soul affect the way you approach life. Every letter makes its way to the structure you build, and call life.

History says the stakes have always been high.

Cuentan que mi voz y tu voz viajaban de la mano.
Que se encontraban entre los bosques de selva,
Entre bosques de niebla.
Entre esta ciudad descuidada y perfecta.
Entre esta ciudad que me hizo lo que he caído en cuenta que soy.
Lo que me he cuestionado ser.
Lo que nunca he creído ser.
O lo que no puedo no ser.

Cuentan que mi sombra era perseguida por tus pasos.
Que mis pasos no avanzaban sin sentirse guiados por los tuyos.
Tú, que me has enseñado a gritar.
Que me has enseñado lo valioso que es saber cuándo.
Tú, que irradias con tu presencia los altares que te fui construyendo
Que haces monumentos de las piedras que dejo a lo largo del camino en tu nombre.
Tu nombre que me persigue suave entre sueños
Como yo, lo persigo en busca de respuestas que no han logrado ser contestadas.
Que quizá, no quiero llegar a contestar.
Son incógnitas que me deleitan cuestionar.
Que mantienen un poco de aliento en este cuerpo.
Y un toque de cordura en estos pensamientos.

Cuentan que sonrío con fuerza al ver caer tus pasos sobre las aceras.
Que tus pasos me siguen inquietando tanto como cuando iban en unísono con los míos.
Y que recorro tu historia cuando tengo dudas de mi recorrido por la vida.
Que tu historia da buenos augurios a la mía.
Instalaste las voces en mis entrañas.
Las reuniste una a una y les diste en mí un hogar.
Hace años que fueron expulsadas.
Que las logré calmar.
Que les di un cuento diferente en el cual habitar.
Uno que no se alimenta de hoyos negros.
Haciendo de la vida una pesadillas menos con la cual lidear.
He aprendido de ti, la fortaleza que siempre me faltó.
He aprendido de ti, que dejar ir no es lo mismo que olvidar.
Desaprender/Des-aprehender, no es lo mismo que olvidar.

Cuentan que sonrío, orgullosa.
Que lloro a veces, con el mismo orgullo.
Y me observo desde cada ángulo.
Me analizo con el ojo experto que me ha concedido el tiempo.
Nuestro tiempo que murió, dejando claro que el mundo va con demasiada prisa
Y que observarnos es el acto individualista menos egoísta.
Observarnos desde todo lo que nos ha conformado.
Desde el habla hasta el alma.
Desde los temores hasta las estrellas que colocamos sobre nuestros cielos.
Observarnos y saber cuando es momento de callar.
Y saber que nunca llega el momento correcto para claudicar.

miércoles, 12 de abril de 2017

Homesick.

Homesick.
Es la única palabra que describe la sensación que tengo en el centro del estómago.
La casa, mi casa, tu casa, la casa de mi madre, la casa de mi abuela, la casa de tu madre, la casa de mi hermana, la casa de mi tío, la casa de mi tía; la casa siempre había sido una palabra desacertada. Una palabra carente de sentido concreto. Una palabra que sólo se utiliza a falta de una palabra mejor para describir la morada en la cual me encontraba en la exactitud del momento. Donde se encontraban mis dos o tres pertenencias. Donde me encontraban los primeros rayos del sol y donde las personas quienes habitaban aquellas casas me consideraban como parte de ella, como parte de la dinámica que se desarrollaba en ella. Jamás en la vida había sentido que mi permanencia en una de aquellas casas era permanente. Que aquellas personas a quienes amo dentro de ellas, lograran un lazo tan fuerte como para considerar aquella casa mi casa. Mi casa siempre ha sido donde las circunstancias me han arrojado. Mi casa siempre ha sido hermosa. Mi casa siempre ha sido un espacio sagrado, donde mis pensamientos corren sueltos por sus cuartos, donde mis sentimientos se desenredan por los sillones y hacen acrobacias para mantener frescos sus olores. Mi casa nunca ha sido mi casa. Y sin embargo he logrado sentirla mía, donde sea que me ha tocado estar. Pero jamás, había sentido una falta de aquella. Jamás había sentido una terrible devastación emocional por encontrarme lejos de mi casa. Por encontrarme a unos cientos de kilómetros del olor de las sábanas, o del desastre que sé se encuentra en el cuarto, en la sala, en la cocina. Me siento confundida y no sé si es normal que espere con ansias escuchar su voz a media tarde. No sé si mi casa por fin es mi casa. Si he encontrado el pedazo que tanto hacía falta para poder darle un significado al lugar que me hace sentir que tengo un espacio donde verdaderamente me siento en casa. Sus ojos son mi casa. Sin sus ojos, la guarida no se siente sagrada. Sin sus ojos, su casa, mi casa se desmorona bajo la humedad de Xalapa.

jueves, 6 de abril de 2017

Sweet melancholy

My darling
I´ve sat next to your warm body,

I´ve slept with your arms wrapped tightly around my waist
Your lips naked upon my skin
My head resting on your chest.


I´ve whispered your name so many times
While laying in the quiet of the night
While seeing your face in the dark of that same night
The night I dread if your body is not next to mine
Same one I´ve fallen on my knees for
If your night is intertwined with mine.

And if you should know, 
Your name tastes better than what I´ll ever admit to
Each letter being better than the last
And I´ve been much better off without such pleasures it offers
Or so I try to convince myself from time to time.

My darling
You are the note that lingers in my head for days
Highs and lows
That could only foresee wonderful melodies
You are my melody.

A bright ballad with dark tones of melancholy
The kind you dance to
The kind you hold on to when your fingers can´t hold on anymore
You are that melody
The kind you can´t stop singing.